viernes, 20 de noviembre de 2015

TRATAMIENTO DE LA ESQUIZOFRENIA


La esquizofrenia es un trastorno mental grave y por ello su tratamiento debe ser farmacológico, ya que es una enfermedad que se produce por alteraciones en el funcionamiento del cerebro. Mediante estudios se ha descubierto un desequilibrio de los neurotranmisores (biomoléculas encargadas de transmitir información de una neurona a otra), esto es muy importante ya que permite avanzar en el estudio de nuevos fármacos que se puedan utilizar para tratar la esquizofrenia.
Es muy relevante también el entorno familiar, los componentes biológicos, ambientales, psicosociales y la complejidad del trastorno, ya que hay diferentes grados dentro de la propia enfermedad.
En lo referente al tratamiento farmacológico se utilizan principalmente neurolépticos o antipsicóticos. Hay dos tipos dentro de los antipsicóticos, los clásicos y los atípicos.
Los clásicos son la clorpromazina, el haloperidol o la trorizadina.
Los atípicos van a ser la clozapina, la lanzapina, la ziprasidona o quetapina y la risperidona.
La función principal de estos dos tipos de antipsícóticos son corregir los desequilibrios de ciertos neurotransmisores, en el caso de los clásicos corregirían a la dopamina, mientras que los atípicos se encargan de la serotonina.
Sin embargo, hay otro tratamiento establecido para un subtipo de la esquizofrenia, que es la terapia con electroshock, que se derivaría a la esquizofrenia catatónica.
Es muy importante también el tratamiento psicológico, en este caso se trabaja a nivel individual y en el ámbito familiar. Se incide en los siguientes aspectos:
-Mejorar las habilidades del paciente en lo referente a la atención y la formación de conceptos verbales.
-Percepción social.
-En la adquisición de habilidades de conversación, para facilitar la comunicación verbal del paciente.
-Habilidades sociales.
-En las relaciones interpersonales, enseñarles como resolver problemas de la vida diaria.
-Se trabaja con las situaciones psicóticas, explicándole al paciente como se suceden y enseñándole como manejarlas en la medida de lo posible, gestionando los síntomas positivos para evitar recaídas.

A veces es necesario el ingreso hospitalario hasta conseguir una estabilización.

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