Las ladillas, también conocidas como pthirus pubis o piojos púbicos, son unos insectos que infectan el vello púbico. La infestación por ladillas se denomina ftiriasis o pediculosis del pubis.
Generalmente los piojos púbicos se transmiten mediante las relaciones sexuales, y en raras ocasiones a través de ropa que estuvo en contacto con algún portador.
Aunque suelen infestar la zona púbica, también se pueden encontrar en el cabello, cejas, axilas, pestañas y vello corporal.
La vida media de un piojo púbico macho es de 22 días, mientras que la de una hembras es de 17 días. Las hembras pueden poner entre 10 y 15 huevos cada 5 días aproximadamente. Estos huevos, llamados liendres, tardan más o menos una semana en incubar. A diferencia de los piojos de la cabeza, las ladillas se mueven muy lentamente, avanzando por día entre 1 y 10 centímetros.
Las ladillas se alimentan de la sangre del huésped, lo que causa prurito. Esto provoca que la persona se rasque y por tanto tenga irritación e infección en la piel. En algunos casos la infestación puede ser asintomática o con sintomatología muy débil, por tanto la persona no sabe que está infestada y puede transmitirla a otros.
El tratamiento para la pediculosis del pubis consiste en champús, cremas y lociones, que generalmente contienen permetrina. Este es un insecticida mundialmente utilizado para repeler insectos y piojos.
Los piojos púbicos pueden sobrevivir separados del huésped durante 24 horas aproximadamente, mientras que las liendres pueden sobrevivir hasta 6 días. Por lo tanto se debe repetir el tratamiento durante 7 o 10 días más después de curarse para eliminar los huevos que pudieran quedar previniendo la reinfestación.
Es importante también que, a la vez que se sigue el tratamiento indicado, se lave la ropa, sábanas y toallas en agua caliente. Aquello que no se pueda lavar, o incluso antes de lavar la ropa y sábanas, se recomienda encerrar todo esto en bolsas de plástico para que las liendres no sobrevivan.
La prevención de la pediculosis púbica consiste en asegurase de no tener ladillas y que su pareja sexual tampoco esté instado/a. Además debe seguir correctamente el tratamiento, y asegurarse que las personas de riesgo a su alrededor, por ejemplo su pareja, también sigan el tratamiento para así evitar una epidemia.
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